Perjudicados Nueva Rumasa

La quiebra financiera de una empresa genera un impacto negativo a todo su entorno productivo, incluyendo proveedores y clientes.

Pero la más afectada es, sin lugar a dudas, la organización porque tiene que asumir que no tiene solvencia financiera para responder por sus obligaciones ni capacidad de pago para mantener una plantilla de trabajadores y esto le anula la credibilidad de parte de las entidades que pudiesen ofrecerle un apalancamiento económico para que se mantenga en funcionamiento.

Una empresa que se declara en quiebra arrastra consigo el nombre y el profesionalismo de las personas que estuvieron al mando de sus acciones operativas y administrativas, poniendo en duda todo lo concerniente a la capacidad de tomar decisiones acertadas para gerencia los recursos de una organización.

El efecto que causa este impacto genera un aumento de forma proporcional, cuando la organización que cae en quiebra está conformada por un grupo de sociedades y es su administración la que se ve afectada al encontrarse sin la liquidez necesaria para cumplir con los compromisos que hayan adquirido, y responder a inversionistas y entidades bancarias que depositaron su confianza en sus representantes legales.

Esta es la realidad de quienes decidieron invertir en la idea de negocio presentada por el propietario de Nueva Rumasa, quien logró recibir financiamiento para sus acciones de recuperación empresarial bajo este nuevo nombre de parte de otros empresarios y las entidades bancarias que decidieron apostar a su resurgimiento económico y productivo.

Los detalles acerca de la forma en que se vieron perjudicados los inversores, la banca y demás involucrados en la creación de Nueva Rumasa y su posterior quiebra se explican en el desarrollo de este artículo, continúa leyendo y encuentra la información que estás buscando.  

El engaño a la banca

En el año en el cual Nueva Rumasa debe ser declarada en quiebra, el nivel de endeudamiento que presentan sus acciones administrativas refleja que necesitaba responder a corto plazo por compromisos financieros de ciento noventa y siete mil quinientos millones de euros, correspondientes a los intereses y cuotas de pago acordadas con los proveedores y beneficiarios de los pagarés emitidos como fianza de la inversión recibida.

Esta deuda se acumularía a vencimiento de otros compromisos pautados para el año siguiente, los cuales tenían un valor de ciento noventa y cuatro mil seiscientos millones de euros.

Hay que tomar en cuenta que los responsables de Nueva Rumasa de manera consciente decidieron aprovecharse de la credibilidad que habían cosechado en otros tiempos para recurrir al oportuno descuento bancario aplicable a los efectos que los comprometían con esas entidades bancarias

Con estas acciones se convirtieron en los protagonistas de un engaño a la banca ejecutado a consciencia para que formaran parte del grupo de perjudicados Nueva Rumasa, mientras ellos conseguían formas de financiamiento para sus actividades a corto plazo, logrando con esto cubrir las necesidades financieras de las empresas que conformaban este grupo empresarial.

Obviamente el nombre de Nueva Rumasa no era el único involucrado en este engaño a la banca, utilizaron el nombre de una serie de empresas que solo fueron creadas con el propósito de servir como emisores formales de facturas generadas por transacciones comerciales inexistentes pero que servían para presentar los descuentos que necesitaban de los bancos.

Estas empresas son consideradas de tipo instrumental porque no se mantienen realmente operativas además de no tener obligación de pagos de salarios, prestaciones u otros compromisos derivados de contar con personal adscrito a su nómina de trabajadores. 

Con todas las acciones de fraude a la banca que realizó Nueva Rumasa, logró recibir quinientos cuarenta mil novecientos millones de euros financiados por el Banco Santander durante el período comprendido entre el año 2009 y 2011, estos fueron usados para financiar las deudas de las sociedades estructurales y a otorgar un cierto grado de solvencia a los grupos Dhul y Clesa que aún se mantenían produciendo.

Emisiones de pagarés

Un pagaré es un documento que se adquiere con la finalidad de invertir una cantidad de dinero que será recuperado en fecha de vencimiento establecida por ambas partes: emisor y beneficiario.

El plazo de vencimiento no se debe extender a largo plazo, en caso de que se establezca así deben establecer las condiciones especiales bajo la cual se logró ese acuerdo, entre las cuales se puede incorporar la recepción de un porcentaje de dinero adicional al valor del pagaré.

Este se consolidó como una de las herramientas financieras que utilizó Nueva Rumasa, para obtener financiamiento bajo la promesa de pago a los inversionistas mediante la emisión de pagarés que no venían de una entidad bancaria, pero estaban reforzados por un acuerdo de pago mayor al que se reflejaba en el documento.

Está modalidad se fundamentó en la figura de los pagarés de empresa o pagarés corporativos   que fueron recibidos con la confianza que los inversores depositaban en las marcas de sus productos preferidos, los cuales mantenían su aceptación en el mercado.

La emisión de estos documentos de pago tuvo entre sus intenciones de creación la búsqueda de ampliación de capital de la empresa Dhul, tratando de alcanzar una suma de treinta millones de euros que serían invertidos en la construcción de una nueva fábrica en la ciudad de Jaén.

Es un hecho relevante que en la actualidad y a pesar de las sentencias judiciales fundamentadas en la demostración del delito de estafa, no ha sido posible que los inversionistas logren recuperar lo que invirtieron en los pagarés de Nueva Rumasa. Se presume que la perdida de la inversión es total, debido a que no sea realizado acciones legales para que sean solventados estos compromisos por sus nuevos compradores.

La venta se concretó recientemente y el valor de Nueva Rumasa se calculó con base en la suma total de los pasivos organizacionales que fueron adquiridos por sus representantes legales para mantener a flote el conglomerado de sociedades que necesitaban algo más que la búsqueda de inversionistas, porque ese fue su enfoque y los resultados no se acercaron en la más mínima medida a los que se esperaban.

Estafa a los inversores

En una crisis financiera, los responsables de las organizaciones deben diseñar estrategias orientadas a superar la situación sin alarmar a proveedores, clientes o acreedores. Pero, llegado el momento tendrá que aceptar la situación y aplicar los correctivos adecuados.

En el caso de Nueva Rumasa, los responsables de resolver los problemas financieros que la atacaban, decidieron aplicar acciones de carácter fraudulento en lugar de encontrar formas regulares, aunque un poco más agresivas de lo común que se mantuvieran en el marco legal.

Entre estas acciones estuvo principalmente la emisión de pagarés que no tenían respaldo financiero, pero fueron una herramienta para conseguir estafar a los inversionistas que formaron parte de los perjudicados Nueva Rumasa.

Para lograr la confianza de los inversionistas con el tema de los pagarés corporativos, el grupo empresarial Nueva Rumasa se enfocó en difundir una campaña publicitaria imposible de evadir por los empresarios que se mantienen detrás de oportunidades de inversión.

Estos inversionistas visualizaron en la invitación de Nueva Rumasa para invertir en las sociedades del grupo que todos conocían, la gran oportunidad de recibir una ganancia mayor de la que se percibía con las entidades bancarias y con una imagen de prosperidad y solvencia financiera que se alejaba completamente de la situación económica real de la empresa.

No conformes con esto, en algún momento del lanzamiento de la publicidad se les ocurrió establecer un mínimo de inversión en cincuenta mil euros con la intención de evadir el control que le correspondía a esas acciones de parte de la Comisión Nacional del mercado y Valores.

Esta campaña tuvo tanto éxito que aún no se tiene un número exacto de la cantidad de inversionistas que adquirieron los pagarés corporativos de Nueva Rumasa solo se estiman sobre cuatro mil cientos diez con el aporte total de trescientos setenta y siete mil trescientos setenta y siete millones de euros, de los cuales doscientos cuarenta y tres mil trescientos setenta y seis millones de euros fueron depositados en las cuentas bancarias del grupo empresarial durante los años 2009 y 2011.

Como un beneficio adicional que se prometió a los inversionistas, se introdujo la figura de intereses por el monto del pagaré, pero ante la inexistente capacidad de pago que caracterizaba a Nueva Rumasa para realizar los abonos pertinentes, sus representantes procedieron a emitir nuevos pagarés a nombre de trece sociedades integrantes del grupo por un total de trescientos ochenta y cinco mil trescientos millones de euros.

Queda claro con estas acciones que la única intención de quieres administraban Nueva Rumasa era obtener financiamiento en el menor tiempo posible, no importaba la legalidad de la estrategia que se empleara para obtenerlo y así sugiero notas acciones orientadas a ocultar la situación financiera de la empresa y de los propietarios.

Era una realidad evidente, las incontables deudas y gastos personales que necesitaban solventar los integrantes de la familia Ruíz-Mateos quienes decidieron hipotecar sus valiosas viviendas por una suma de dieciocho millones de euros, que solo sirvieron para darles un respiro de incidencia nula a las responsabilidades que habían adquirido. 

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